<RETRATO DE CABALLERO>
(Carlos Bermejo, retratado por Daniel)
" GANÁNDOLE TIEMPO A LA MUERTE"
Como
cada amanecer, el despertador de las aves sonando en el jardín, le sumían en un
dulce nirvana físico entre la frontera
del sueño y la vigilia, en el que la mente le sugería temas para sus escritos o
cuadros que parecían geniales y que
consideraba inverosímiles, cuando ya despierto, se los llevaba la realidad del
rutinario defecar mañanero, o cuando maquinalmente sacaba de debajo de la
almohada el transistor que lo devolvía a un mundo digno de irse por el mismo
lugar que sus excrementos. Y fue en una desconexión
del programa nacional de la COPE para dar paso al local, cuando el locutor
abrió con la noticia: “Son las doce del mediodía. Las once en canarias. Según
nos comunican desde la clínica "X", a las nueve de esta maña ha ingresado en la
misma el conocido escritor y pintor "X",
que presentaba traumatismo cráneo encefálico de extrema gravedad producido,
según informan sus familiares, al caer por la escalera de acceso a la planta
principal de su domicilio unipersonal en la cercana población x donde tenía su
estudio y residencia, cuando sobre las ocho bajaba a tomar su habitual desayuno en la
cocina comedor situado en la planta baja. Dada la extrema gravedad, los médicos
no han podido hacer nada para salvar su
vida, que se ha extinguido a los setenta y tres años de edad. Descanse en paz,
tan ilustre “escripintor” de fama local.
¡Todo coincidía. Era él! Su nombre, su
profesión, su domicilio, la escalera por la que subía y bajaba tantas veces al día.
¡Todo!. No había dudas: la radio estaba dando la noticia de su muerte acaecida
sobre las ocho de la mañana, hora a la
que siempre bajaba a tomar su desayuno. Sin
embargo, eran las siete cincuenta y ocho
según pudo comprobar en el reloj despertador de la mesilla de noche y estaba en
la cama escuchando la radio y por la ventana entraba la débil luz del amanecer
invernal. ¿Cómo era posible que estuviera muerto?-se preguntó. No podía ser.
Movió los brazos, tosió, estiró las piernas, habló en voz alta. ¡Estaba vivo!
Volvió a mirar el reloj. Eran las siete y cincuenta y nueve. Saltó de la cama, se puso las
zapatillas y salió corriendo en pijama hacia la escalera. Como siempre, en lo
alto del último escalón, mirando al jardín dio gracias a Dios por el nuevo día.
Y como siempre bajó los escalones a toda prisa sin temor a rodar por ellos,
Entró en la cocina-comedor, donde su mujer ya le estaba preparando el desayuno,
como siempre con la radio puesta, en la que estaban sonando los tres pintados
que señalaban la hora: “Son las ocho de la mañana. Les habla Ernesto Sáez de Buruaga…”
-¿Dónde vas
en pijama con el frio que hace. Estás loco?-le preguntó su mujer.
-¿Desde cuándo
estás oyendo la radio?- le preguntó él.
-Pues como
siempre .Desde las seis.-le contestó ella.
-¿Y no
tienes nada que decirme....?-pregunto él.
-Que te voy
a decir, que me des un beso y buenos días.
Se acercó a ella, la abrazo y la beso como
si fuera la primera vez.
-¡Ay que
bien! ¿Qué te pasa. Has soñado con las angelitas…?
-Bueno no es
eso. Pero si, quizá he tenido un sueño…pero
me he despertado a tiempo…
- ¿A tiempo de que…? ¿Es por el sueño por lo
que bajas sonámbulo y despechugado…? ¡Anda, anda, sube y vístete que vas a
coger frio!
-¡Si, si!
Aun no es la hora. Mi hora...
-Sí, la
verdad es, que hoy has bajado unos minutos antes de tu hora.
-Bueno, así
tengo más tiempo…
-¿Tiempo
para qué? Hoy no tienes que ir a la tienda.
-Tiempo para
vivir, escribir, pintar… Voy a cambiarme. Ahora vengo.
Carlos
Bermejo
Alicante, 26
de Febrero de 2011
JAJAJA QUE BUENO!! COMO SIEMPRE!
ResponderEliminarsigue no pares,me encanta
ResponderEliminarSi has tenido alguna vez este tipo de sueño , como se desprende en tu relato, en el que le ganas tiempo a la muerte, significa que necesitas un cambio en tu estilo de vida. Tienes que renovarte. Necesitas pasar de una etapa de tu vida a otra.
ResponderEliminarMe entusiasma tú relato.